Aquí tenéis un ejemplo del típico cabecero de matrimonio que tenéis de casa de vuestras abuelas y no sábéis qué hacer con él.
Éste era un cabecero de chapa de nogal, es decir, de madera muy oscura que, evidentemente en casa del cliente no encajaba de ninguna manera. No obstante, pensé que pintándolo con las tonalidades de su dormitorio, quedaría muy bonito, dando un toque único y personal.
Las rayas desiguales le dan un estilo moderno y rompe con las líneas tan onduladas del propio cabecero, pudiéndose combinar, de este modo, con los otros muebles del dormitorio.
Espero que os guste.